Hoy muchos padres están teniendo serios problemas con hijos de diversas edades, niños y jóvenes, que no quieren hacer nada, no tienen el impulso de hacer un esfuerzo. Se han acostumbrado a ser servidos, a que las cosas aparecen como por arte de magia listas para cubrir necesidades. La ropa está lavada, la cena está servida, la casa está ordenada, la mochila está preparada, el dinero para comprar lo necesario, e innecesario, está asegurado. Los niños crecen sin darse cuesta del esfuerzo que lleva cada cosa lograda.
A esto se le suma la tecnología que no educa el esfuerzo, al contrario, lo debilita y atrofia.
Así que al problema de que muchos padres no saben o no quieren enseñar a hacer esfuerzos a los niños, se agrega que el exceso de tecnología los está matando internamente. Si, dije matando y no es un palabra usada porque si. Está matando el entusiasmo, iniciativa, voluntad, apagando el deseo natural de aprender y la automotivación.
“Educa a tu hijo con un poco de hambre y un poco de frío”
“Educa a tu hijo con un poco de hambre y un poco de frío” es una frase de Confucio que dice mucho al respecto.
Hoy muchísimos jóvenes no saben hacerse una comida, lavar su ropa, tener unos ahorros producidos por si mismos. Se levantan a cualquier hora, no les importa nada ni nadie. Piden, y se les da… Los padres angustiados se dicen: “no sé qué hacer para que salga del cuarto, quiera hacer algo, para que deje el celular o se levante más temprano…”. Es que si todo llega a mí, ¿para qué voy a moverme hacia?
Enseñarles a los niños a hacer un esfuerzo, hacer algo aunque no tengan ganas o no sea tan placentero, aunque prefieran mil veces seguir jugando o tirados en la cama con el celular, los ayuda a salir de si mismos, les enseña a superar la pereza, la indiferencia, el egoísmo.
Tener una responsabilidad o varias, según la edad, como por ejemplo, poner los platos de la mesa, tender la cama, darle de comer a la mascota, ordenar el cuarto, colaborar en la elaboración de la comida, regar las plantas, lavar el auto, puede convertirse en la terapia práctica que muchos niños y familias necesitan para recuperar la salud, la alegría, la vitalidad.
La terapia de involucrarse y hacer
Sácalo de la comodidad, basta de tener todo servido, y esto va para todas las edades y cualquier sexo.
Hoy, si tienes hijos de cualquier edad, aunque no quieran, aunque creas que es tarde, no lo es. Empieza a darles sanas obligaciones. Estas son amor, si, amor, vida, futuro, capacidades, autonomía, autoestima, madurez, la del niño y la tuya.