Contenidos > Artículos
¿No disfrutas de tus hijos? Conoce el segundo motivo

¿No disfrutas de tus hijos? Conoce el segundo motivo

Por Nancy Erica Ortiz - 26 de Octubre de 2020

¿Quieres ESCUCHAR el artículo leído? Aquí tienes el video:


¿Quieres LEER el artículo? Disfrútalo a continuación:

¿No disfrutas de tus hijos? Conoce el segundo motivo

Ya hemos compartido en el artículo anterior el “Primer motivo por el cual no disfrutas de tus hijos”. Si aún no lo has leído, te invito a hacerlo ingresando en el enlace.

Como fue prometido, en este artículo elaboraré el segundo motivo por el cual no disfrutas de tus hijos, y quedará pendiente un último artículo donde trataré la tercera causa.

Muchos seres humanos tienen dentro la sensación de que les falta algo, de que deben correr tras "eso" que no está en su presente, que no forma parte de su vida. Sienten apuro, urgencia, ansiedad por alcanzar aquello que está lejos y que creen que, si llega, va a darles felicidad, plenitud, sensación de estar completos.
La mayoría no hacen consciente este sentimiento, y andan por la vida corriendo sin mirar ni descansar, desatendiendo, abandonando, dejando de disfrutar y valorar lo que ya tienen.

Esta cultura nos hace creer que todo tiempo que transcurre debe ser productivo, y lo productivo no son las experiencias, los vínculos, los instantes profundos, sino más bien el hacer, el tener, el acumular, ¿para qué? Para que cuando lleguemos a tener lo que creíamos que nos faltaba, nos demos cuenta de que “eso” no nos hace felices, y busquemos más y más.
Incluso, muchas personas tienen hijos buscando “tener” hijos, sin ser conscientes de que ser madres y padres requiere de muchas cualidades, trabajo interno e, incluso, saber renunciar sanamente, por cierto tiempo, a algunos aspectos individuales.
Estos niños que llegan a nuestras vidas, más que completarnos, nos muestran lo incompletos que estamos. Pero, en vez de entregarnos a esa revelación y aprovecharla al máximo para conocernos, huimos buscando nuevas fantasías que creemos nos darán lo que nos falta.
Como consecuencia la mayoría de los adultos están mareados, aturdidos, acelerados, en estado de ansiedad, sin poder ver, sin poder escuchar realmente.
Erich Fromm con una sencilla frase, lo supo exponer: “Si no eres feliz con lo que tienes, tampoco serás feliz con lo que no tienes”.

El segundo motivo por el cual no disfrutas de tus hijos es porque estás corriendo en la superficie, viviendo sin hacer contacto real con nada; siendo un extraño en tu propia vida, sintiéndote ajeno a tus propios vínculos.

Sal de la carrera, los niños no te pueden alcanzar

A menudo nuestros hijos tratan de hacer contacto con nosotros de algún modo; intentan comunicar la necesidad que tienen de nuestra presencia, de nuestra atención. Lo hacen como pueden, como les sale, o quizás de la forma en que saben que serán escuchados. Algunos generan “problemas”, otros se tornan más rebeldes, enojados, distantes, nos enfrentan, incluso, pueden llegar a decirte que no te necesitan, que te quieren lejos. Están también los que presentan síntomas físicos, que obligan a parar y a registrar lo que hasta el momento estaba abandonado.

La mayoría de las veces al no comprender que esta es una forma en la que los niños tratan de llamarnos, nos enfrentamos duramente al “problema” generando una distancia mayor y también más desafíos.

Necesitamos decirnos basta, frenar, hacer stop y comenzar a mirar lo que está delante  nuestro. Eso que está aquí es el presente, el presente perfecto e imperfecto, que nos puede dar todas las oportunidades para estar realmente bien, pleno y feliz.

Si hoy te encuentras corriendo tras algo aparentemente “importante” o “urgente”, te invito a revisarlo y ser consciente de lo que está quedando afuera, sin poder alcanzarte.

Un simple y poderoso ejercicio que puedes hacer cuando sientes apuro por llegar a algún lugar afuera, y percibes en ti la sensación de que no estas tocando tu presente, es poner la mano en tu pecho y comenzar a percibir tu respiración. Respira profundo y luego libera el aire, sintiendo cómo cada respiración te vacía, te serena, te permite sentir tu cuerpo, habitarte y, por sobre todo, cambiar tu frecuencia, tu energía.

Date dos minutos cada día para hacer este ejercicio, todas las veces que te sientas fuera de ti, que te sientas acelerado o cuando percibas que no estás pudiendo hacer contacto real con el niño. Esto te sacará de la superficie, te permitirá re descubrir, como por primera vez, la riqueza que tiene tu vida y disfrutar de los seres maravillosos que te acompañan.

Autora: Erica Nancy Ortiz - BioEducadora

Este tema es profundizado y acompañado con herramientas prácticas en el Curso a Distancia "Los Niños de Hoy". Inicia el Miércoles 4 de Noviembre.

¿Caminos al Ser y BioEducacion te ayudan? Ayúdanos con una donación, para que podamos seguir ayudando a mucha gente más: https://www.caminosalser.com/donaciones

¡ Suscríbete a nuestro Canal de YouTube ingresando aquí !

Taller: La Herida de Desvalorización
ULTIMOS ARTICULOS