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Primer motivo por el cual no disfrutas de tus hijos

Primer motivo por el cual no disfrutas de tus hijos

Por Erica Nancy Ortiz - 29 de Agosto de 2020

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Primer motivo por el cual no disfrutas de tus hijos

“Noto que otros padres disfrutan de sus hijos y yo no”, “Me siento desconectada de mis hijos…”. Esto lo he escuchado decir a muchos padres y es motivo de preocupación y angustia.
Si sientes que esto te ocurre, hay tres aspectos a revisar que son, cada uno de ellos, igual de importantes. Hoy me dedicaré a desarrollar uno, y en siguientes artículos profundizaremos en los demás.

Lo que queremos dar. Lo que podemos dar

Nuestros hijos nos necesitan sanos, vitales (conectados con nuestra energía vital), alegres, felices, satisfechos.
Muchas personas que están a cargo de niños, ya sea porque son madres, padres, docentes o terapeutas, están en estado de abandono interior, e incluso exterior. No se cuidan, no se priorizan y muchas veces, ¡lo hacen por los niños! Otras, las responsabilidades, la sobresaturación de obligaciones es motivo de esta desatención.
También están las personas que no saben estar con ellas mismas, y evitan hacerse tiempo para sí, las que se sienten egoístas si se priorizan, o las que tienen mal calificado el darse, el escucharse, el atender las propias necesidades...
Sea cual sea el motivo, se considera que lo primero es dar, cuando en realidad esto es sólo una percepción, porque ¿podemos dar algo de calidad cuando estamos desconectados e insatisfechos?

Los niños necesitan que los adultos a cargo tengan su cuerpo vital sano, vivo, repleto de energía. Cuando los pequeños nos piden que estemos con ellos, que juguemos, que tengamos disponibilidad emocional, nos están pidiendo que les demos energía. Si no tenemos energía disponible, aunque tengamos la mejor intención, nos será imposible darles algo de calidad.
Como resultado, los niños reciben lo mínimo de los adultos porque, aunque creemos que les estamos dando todo, no estamos en el ESTADO (ni físico, ni emocional-espiritual) que nos permita poder hacerlo.

Adultos estresados, cansados, necesitados de autocuidado no pueden cuidar, contener y acompañar como los niños necesitan. Debemos hoy, si o si, retomar el contacto con el placer de estar con nosotros mismos, de mimarnos, de cuidarnos y escucharnos para estar bien realmente, y ser los adultos que los niños necesitan.

Darse para dar

No estas pudendo disfrutar de tus hijos, porque no estas pudiendo disfrutar de ti.

Todos sabemos que nuestro cuerpo físico necesita alimento para nutrirse, pero ¿qué necesita nuestro cuerpo emocional y espiritual? Necesita de fuentes que le aporten bienestar, armonía, plenitud, vitalidad.
Cuando hacemos algo que nos gusta, que nos da satisfacción, que nos conecta, lo que estamos haciendo es revitalizarnos. Por eso, es importante mantener un diálogo con nuestras necesidades, poder hacer stop y conectar con nosotros mismos.

Intentaré adivinar qué pensamientos se pueden cruzar en tu mente ahora: “No tengo tiempo para mí”, “No puedo”, “Cuando aquello cambie, lo voy a hacer”.
Para poder darnos un poco de atención, no necesitamos cambiar nuestra rutina u obligaciones, ni esperar a que algo afuera nos de el permiso, necesitamos ser conscientes de que así como comemos un alimento físico, necesitamos un alimento emocional-espiritual cada día. Y esto no se mide en tiempo ni en hacer ciertas actividades, se produce cuando conectamos con un espacio interno.

Quizás hoy puedas darte media hora por día, o cierto tiempo por semana. Lo importante es que, más allá del tiempo que dispongas, se produzca esa revitalización, que da alegría, bienestar, energía, que te alimenta internamente.
Puede tratarse de salir a caminar, hacer un deporte, meditar, leer un libro, contemplar, hacer algún tipo de actividad artística que a menudo son muy terapéuticas, o tantas otras variantes. Lo que elijas es personal, solo hay que saber que lo que haces es tan solo un puente que te saca de la superficie, del hacer y te lleva al Ser.

Todos necesitamos y merecemos ese contacto con nosotros mismos. Permítete esa nutrición, para poder dar luego lo mejor de ti.

Autora: Erica Nancy Ortiz - BioEducadora

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